-Creo que deberíamos jugar a algo, hace calor y estoy aburrido
-Tienes razón, podríamos jugar al amor, mi hermano dice que es un juego divertido, pero a la misma vez peligroso.
-¿Y a eso como se juega?
-Primero tenemos que ponernos nombres.
-¿Cómo quieres llamarte tu?
-Mi nombre será columna vertebral.
-Eso no es un nombre de verdad… Tramposa
-¡Si que lo es! Viene en el diccionario.
-Bueno, yo me llamaré Bruce.
-Vale, ahora somos novios. Tú me quieres mucho y yo a ti también.
-Vale.
…
-¿Qué se supone que debemos hacer ahora?
-No lo sé ¿no basta solo con quererse?
-Yo que sé, es la primera vez que juego a esto.
-A ver mi hermano dice que a esto podía jugar cualquiera y que solo hacía falta quererse…y algo más.
-¿Qué más?
-Creo que nos tenemos que hacer daño.
-¿Seguro que se juega así?
-¡Pues claro! ¿Por qué iba a mentirte?
-Está bien, entonces, voy a coger esta piedra y a tirártela a la cabeza.
-Vale, por fin esto empieza a ser divertido.
-Empecemos.
¡CRACK!
-¡Ah! ¡Duele mucho! Creo que estoy sangrando…
-¿Y ahora? ¿Me quieres más?
-Pues claro, son las normas del juego, pero me estoy mareando.
-No te preocupes columna vertebral, yo te amaré siempre, no tienes que temer, esa sangre es la que nos ha unido para siempre, a ti y a mí, juntos para siempre.
-Bruce, te amo, hazme tuya, quiero que seas el padre de mis hijos, quiero pasar el resto de mi vida contigo.
-Columna vertebral ¿Por qué pones esa cara?
-No me encuentro muy bien, creo que tendremos que querernos mañana.
La joven columna vertebral cayó desmayada al suelo, el amor la había dejado exhausta y sangrando, quizás no esté preparada para ser amada y para sentir los efectos que este causa. Ahora estaba en el hospital, acostada en la cama, mientras su amado le agarraba la mano.
-Bruce, el año que viene, voy a pedir como regalo de cumpleaños que me arranques el corazón ¿Podrás hacerlo?
-Claro mi amor, creo que estoy cogiéndole el truco a esto del amor.
…