claustrofobia

Seis latas de atún esparcidas por todo el dormitorio, una pequeña superficie de apenas unos escasos metros cuadrado y víctor esnifando heroína marrón barata.

Estamos el y yo en la diminuta habitación, sujeto un quinto de cerveza mientras Víctor me vomita en los nuevos zapatos italianos de segunda mano que compré en el mercadillo, dice que el atún contrarresta el mal olor, “camufla el olor a bilis” dice con una sonrisa rota.

Yo doy un pequeño sorbo al botellín, me saco un moco y le pego en la pared mientras intento quitarme el vómito de los zapatos limpiándome en el pantalón.

Se puso un par de rayas sobre la mano, con su desastrosa cortesía hedionda me ofreció una, pero tenía tantos amigos enganchados a la heroína que sabía que ese no era mi lugar, sobre todo Víctor, para mi era el perfecto ejemplo del madurito entrado en edad fracasado que ha salido mil veces de la droga y ha probado la heroína en todas sus formas sabores y colores existentes, ahora la esnifaba por que decía que su médico le había prohibido chutarse y era mas sano, aunque estaba en los huesos de tanto vomitar, flaco, escuálido, con sus pequeños dientes amarillos lanzando sonrisas al vacío.

Ahora le iba la buena vida, después de su éxito como novelista de culto se había enganchado y desenganchado a mil sustancias que anteriormente ya había consumido. Caballo, coca, cristal, Speed, barbitúricos…No tenía un buen aspecto, además ahora le había dado por vestir con camisas de informático de los noventa durante todo el año, siempre tenía calor, a veces llevaba la misma camisa durante dos semanas y luego se ponía otra igual pero de diferente color, verde césped artificial, gris ceniza de cigarrillo industrial, naranja butano, rojo santa claus. Las grandes fiestas en su pequeño apartamento, se había convertido en lo que siempre había odiado, era el modelo social que repudiaba, sarcástico, disfrutando de los cuarenta años cuando tan solo tenía treinta y nueve mal cumplidos.

Desde que lo conocí, siempre me miraba raro, como si supiera algo que se supone que yo no se pero me huelo.

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